-¿Se da cuenta cuál es el bar, en la imagen?
La pantalla mostraba ahora una imagen estática, como una fotografía aérea de la manzana donde está el bar, y entraban además en el cuadro parte de las manzanas adyacentes
-Sí, claro, acá se ve clarito, le contesté apoyando el dedo en la pantalla
-Muy bien, dijo, y mientras tecleaba velozmente, se dibujaba en la pantalla una flecha que apuntaba directo a la puerta del bar, terminada en un cartelito que decía, por supuesto, "EL BAR"
En silencio, presumo que suponiendo que la imagen sería más explícita que cualquier descripción, siguió con el mismo procedimiento, rotulando cada uno de los puntos clave de la observación que habíamos hecho el día anterior bajo la lluvia.
Así fueron apareciendo flechas y carteles para el kiosco de diarios donde había estado apostado Popote, la esquina del lado de la vía que fue el puesto de observación de Fusa, con la calesita donde tuvo que buscar refugio para que Orellana no lo descubriera, la frutería de Cosme, cruzando la avenida, (cuando puso el rótulo correspondiente, Pascua, que estaba sentado al lado de Anchoa, miró para otro lado y se puso colorado. Se ve que la cagada a pedos del jefe por haberse ido de boca con el frutero, había sido contundente), la terraza del edificio de enfrente desde donde Anchoa había estado observando todo el panorama, la estación del tren, y finalmente, un techo oscuro y alargado, con una especie de enorme claraboya en el medio, justo detrás del bar, al que le asignó como nombre "EL GALPÓN".
La aparición en la pantalla de este último rótulo, me terminó de disipar la resaca del choripan y el vino. Le agarré la muñeca a Anchoa para que dejase de escribir
-¡Pare! ¿Qué caracho es eso?
-¡Ah! ¿Vio que le dije que le iba a interesar?
-No sé si me interesa. Lo que pasa es que todos los otros cartelitos que fue poniendo, corresponden a cada uno de los puestos de observación de ayer. Pero ese galpón, por lo que se ve, está en la calle de atrás, y que yo sepa, ahí no había ningún integrante del equipo
-Bueno, Tordo. ¿Se acuerda que usted, muy perpicazmente, se dio cuenta ayer, cuando los muchachos se fueron reportando cada uno desde su puesto, que estaba faltando uno de los que usted conoció en la tribuna?
-Sí, claro, faltaba El Soldado. Usted me dijo que estaba en misión secreta
-Bueno, ahí tiene.
-Discúlpeme, pero sigo sin entender...aunque, ¡espere! ¿El Soldado estaba en la calle de atrás del bar?, ¿y por qué no se reportó como los demás? ¿a Investigaciones Globales no le daba el presupuesto para un handy más?
-¡Ah! ¡Parece que se está despertando, pero no del todo! Como usted mismo me lo acaba de recordar, yo le dije que estaba en misión secreta. Por lo tanto, no podía usar un handy porque se deschavaba
-Siga, siga
-EL Soldado no estaba precisamente en la calle de atrás, donde está la entrada del galpón.
-Ah ¿no? ¿Y dónde estaba, entonces?
-Adentro del galpón
-Y bueno, ¡Entonces ni siquiera estaba en la vía pública! ¿Quién lo iba a ver? ¿Por qué no podía tener un hand...
-Con dos mil personas más
Sentí como una especie de vacío en el estómago. Me pareció que había escuchado mal. Pero Anchoa, sin esperar que le repreguntara, me ratificó el dato
-Sí Tordo, escuchó bien. Si no eran dos mil, serían mil novecientas ochenta y pico, o dos mil catorce. En un momento El Soldado se perdió un poco en el conteo.
Yo solamente atinaba a abrir y cerrar la boca como un pez que se asfixia, porque las preguntas se me atropellaban en la cabeza, y no lograba ponerlas en palabras, y porque además me estaba sintiendo verdaderamente ahogado. No podía procesar la información.
-Usted se preguntará cómo se nos ocurrió investigar por ese lado. Por el lado de atrás del bar, quiero decir.
Le hice que sí con la cabeza.
-Bueno. Igual que a usted, cada vez que tuvimos oportunidad de observar la salida de la gente por la puerta celeste, a continuación del festival de luces y sonidos, nos sorprendió la enorme cantidad de personas que abandonaban el instituto, y llegamos a la conclusión de que tenía que haber algún espacio lo suficientemente grande como para albergarlos, conectado de alguna manera con ese primer piso del cartel, que se alcanza a ver desde la calle.
Haciendo un esfuerzo, pude recuperar la voz, y le pregunté, señalando con el dedo la foto de la computadora.
-¿Y ese espacio es el galpón?
-Así es
-¿Y cómo está conectado con el instituto?
-Fíjese, Tordo, que el fondo del bar y el fondo del galpón están perfectamente alineados
-Lo noto. Y entre las dos construcciones se ve la copa de un par de árboles bastante grandes
-Exactamente. Cada lote tiene al fondo una especie de patio con árboles. Según el informe que me pasó El Soldado, parece que hubieran tirado abajo la medianera, y los dos terrenos quedaron unidos.
-¡Pare, pare! ¿No me dijo que para no deschavarse andaba sin handy? ¿Cómo hizo para pasarle ese informe, entonces?
-Por celular. Todos ahí adentro usan uno, así que eso no despierta sospechas.
En ese momento volvieron a sonar los tres golpes en la puerta, que preludiaban la llegada de otra tanda de choripanes
Al apoyar la fuente en la mesa, Pilín posó su mirada sobre la pantalla
-¡Uy! ¿Qué es eso?
-Estamos estudiando las calles del barrio por si en la próxima fecha hay que salir a correr a los de la barra de El Porvenir, gordo. El teatro de operaciones, que le dicen, le contestó Anchoa mientras me guiñaba un ojo, y los demás sonreían intercambiando miradas cómplices.
-¡Qué bueno! ¿Después me explican bien? Ahora me voy a apagar las brasas. Y salió caminando en dirección al resplandor de la parrilla, con las piernas separadas y remando el aire con las palmas de las manos apuntando hacia atrás, hasta perderse en la penumbra
-Volvamos a lo nuestro, Tordo. ¿Alguna duda?
La pregunta de Anchoa me causó gracia. Con estos últimos datos acerca del galpón, y de la increíble cantidad de personas que había contabilizado El Soldado, si había algo que me sobraba, eran dudas. Entonces le hice la primera pregunta que me vino a la cabeza.
-¿Y El Soldado por qué no está acá, en esta reunión?
-Porque perdimos contacto.
-¡Qué! ¿Me va a decir que hoy no se comunicó en todo el d...
-Hace una semana
- CONTINUARÁ -
a la m... nos secuestraron al Soldado!!! Qué clase de secta funciona allí? Quién la financia??? Tengo más dudas que el Tordo!!!
ResponderEliminar...traigo
ResponderEliminarsangre
de
la
tarde
herida
en
la
mano
y
una
vela
de
mi
corazón
para
invitarte
y
darte
este
alma
que
viene
para
compartir
contigo
tu
bello
blog
con
un
ramillete
de
oro
y
claveles
dentro...
desde mis
HORAS ROTAS
Y AULA DE PAZ
TE SIGO TU BLOG
CON saludos de la luna al
reflejarse en el mar de la
poesía...
AFECTUOSAMENTE
EL BAR DE LACROZE
DESEANDOOS UNAS FIESTAS ENTRAÑABLES DE NAVIDAD 2009 ESPERO OS AGRADE EL POST POETIZADO DE CREPUSCULO.
José
ramón...
Agustín:
ResponderEliminarLe confieso que yo tengo aún más dudas que Ud. y que el Tordo. Pero confío en la inspiración que siempre llega, aunque sea a último momento
José Ramón:
Bienvenido! Muchas gracias por sus conceptos y sus buenos deseos, sobre todo si vienen en envase poetizado
Quedé muy manija.
ResponderEliminar