- ¡Pero qué lo tiró, caracho, Anchoa!
¡Resulta que me trae caminando como treinta cuadras para que su amigo el DoctorPascualini, recibido en el Institiut de no sé qué cuernos me explique por qué
se descalabra el tiempo en la manzana del bar, y resulta que el señor
científico, especializado en física nosecuántica, en vez de usar la computadora
para resolver ecuaciones, está jugando al solitario! ¡Ya me parecía que ustedes
son una manga de farabutes que como no les resulta suficiente entretenimiento
andar robándole las banderas a las hinchadas rivales, me han tomado para el
churrete y se divierten a costa mía!
- ¡Tranquilícese, Tordo! ¡Respire hondo! ¡Se
va a infartar! Pascua, fijate que en la heladerita debe haber algo fresco para
darle de tomar a este hombre, que se nos va a descomponer.
Pascua se levantó de su silla, y tras
revolver un instante dentro de una heladera de telgopor que había en el piso,
en un rincón del cuartito, me trajo una botella de agua mineral.
- Gracias, por lo menos esto no me va a voltear como el vino de anoche.
- Tome despacio, Doc, y mientras déjeme que
le explique. Tal como le conté mientras veníamos para acá, Pascua es el Doctor
Pascualini. Doctor en Física, especializado más precisamente en física
cuántica. Lo del solitario es como un recreo que se toma. Le ayuda a despejar
la mente, y le puedo decir que sus más grandes avances teóricos los ha logrado
inmediatamente después de jugarse una partidita.
- Créale a Anchoa, Doctor. Si se tranquilizó
un poco, le explico.
Pascua cerró la computadora, se paró, y fue hasta el armario de metal donde la noche anterior el Topo había guardado los handys. Buscó un poco ahí adentro, y volvió a la mesa con una carpeta que rebalsaba de papeles por los cuatro costados. En el momento de sentarse, hizo un movimiento un tanto torpe, y la carpeta se le escapó de las manos, con lo cual los papeles quedaron formando una pequeña montaña en absoluto desorden en el centro de la mesa. A esa altura ya me estaba haciendo acordar a Jerry Lewis en una película en la que hacía de científico loco, a pesar de que físicamente no se le parecía en nada al actor, especialmente porque Pascua (o el Doctor Pascualini), no usa anteojos.
- Soy todo oídos
- Bueno. Como seguramente le habrá comentado
el detective Choa, mi campo de investigación es el del Entrelazamiento
Cuántico.
- Sí. El cuantevergarchung.
- Ejem...algo así.
- ¿Y qué tiene que ver ese asunto del entrelazamiento
de no se cuántos, con la vuelta manzana, y con el tiempo que adelanta o atrasa,
si es que se puede saber?
Pascua observó la montaña de papeles
torciendo un poco la cabeza hacia la izquierda, y sacando la lengua de costado,
agarró haciendo pinza con el índice y el pulgar la puntita de una hoja que
estaba más o menos en el medio. Dio varios tirones secos, hasta que la extrajo
de la pila, y la agitó frente a mi cara con una sonrisa de satisfacción.
- Acá está. Mire, acérquese.
Me acomodé los anteojos. Era un papel casi
cuadrado, con una marca de agua en forma de espiral, sembrada de arriba abajo y
de izquierda a derecha, de pequeños números, letras, símbolos, gráficos y
diagramas que llegaban hasta los bordes de la hoja. Me quedé mirando fijo ese
galimatías, levantando presión porque de nuevo sentía que me estaban tomando
para la chacota, si pretendían que yo, un simple podólogo retirado de la
profesión, sacara alguna conclusión a partir de ese papelucho plagado de
jeroglíficos. Como de costumbre, Anchoa detectó mi estado de ánimo al instante,
y dijo:
- No se empiece a ofuscar de nuevo, Doc.
Pascua, fijate si se lo podés explicar más sencillamente.
- ¡Como no! Es simple, Doctor: El Quantenverschränkung
es un fenómeno cuántico, en el
cual los estados cuánticos de dos o más objetos se
deben describir haciendo referencia a los estados cuánticos de todos los
objetos del sistema, incluso si los objetos están separados espacialmente. Esto
lleva a correlaciones entre las propiedades físicas observables. Por ejemplo,
es posible enlazar dos partículas en un solo estado cuántico de forma que
cuando se observa que una gira hacia arriba la otra siempre girará hacia abajo,
pese a la imposibilidad de predecir, según los postulados de la mecánica cuántica, qué estado cuántico se
observará…
Anchoa, que me observaba de reojo, lo
interrumpió.
- No Pascua, me parece que así no vamos a
ninguna parte. Mire, Tordo: el Doctor Pascualini tiene incorporado el lenguaje
propio de quienes se dedican a las ciencias duras, pero carece de ciertas
capacidades pedagógicas imprescindibles para transmitir adecuadamente sus conocimientos
a terceros.
- O sea: la tiene re clara, como dicen ahora
los pibes, pero es medio otario para explicar, como decíamos en mi época. Con
todo respeto.
Pascua me clavó una mirada que no pude llegar
a interpretar, porque Anchoa retomó la palabra:
- Así que si me permiten, voy a tratar de traducir.
Pascua ni le contestó. Simplemente, volvió a
abrir la computadora, como aliviado, y se puso de nuevo a jugar al solitario.
- Sigo siendo todo oídos, Anchoa.
- Bueno. Se la hago sencillita. Imagínese que
el tiempo es un auto…
- Trato.
- Imagínese que ese auto está siempre en
marcha, y avanza constantemente. ¿Me sigue?
- Lo sigo.
- Con lo cual, de hecho, todos, y todo, estamos viajando hacia el futuro.
- A la pucha…
- Lo que varía es la longitud de cada viaje.
- No entiendo.
- Claro. Hay seres vivos que se suben al auto
y viajan hacia el futuro apenas unas horas, como cierto tipo de insectos.
- Ajá
- Nosotros, los seres humanos, lo hacemos
durante toda nuestra vida. Promedio setenta años, setenta y cinco, póngale.
Esa última reflexión de Anchoa me provocó una
cierta inquietud, pero traté de disimular:
- Es verdad.
- Otras especies, como algunos árboles, están
arriba del auto cientos de años.
- Voy entendiendo.
- Y ni que hablar de objetos inanimados, que
viajan durante miles de años.
- Ahí ya me perdí de nuevo.
- Mire los egipcios, con sus pirámides, sin
ir más lejos
- ¡Tiene razón! ¡Y el planeta mismo, y el
universo, que deben venir en ese auto desde hace millones de años! Pero no
entiendo por qué me compara al tiempo particularmente con un auto, Anchoa.
- Por la velocidad. Yo le dije que sería como
un auto que avanza y avanza. Pero a velocidad constante. No tiene ni
acelerador, ni marcha atrás.
-…¡Me caigo y me levanto! ¡Nunca se me había
ocurrido pensarlo así! ¡Por eso no se puede viajar al futuro, ni al pasado! ¡Aprenda
de Anchoa, Doctor Pascualini! ¿Vio que sencilla que era la explicación?
Pero el científico ni se mosqueó. Ya estaba
absolutamente absorbido por su juego de cartas.
- Entonces permítame que le haga la pregunta
del millón, Anchoa.
- Dele nomás
-Si el tiempo no tiene acelerador. ¿Cómo es
que cuando uno da la vuelta a la manzana del bar se adelanta varias horas?
- Bueno, esa anomalía es precisamente lo que
está estudiando Pascua. Parece que tiene algo que ver con el Entrelazamiento
Cuántico.
- Muy interesante. Igual, en el bar, además
de estas cuestiones del tiempo, ocurren otras cosas por demás extrañas.
- Sí. Las luces de colores, la música, la desaparición de Orellana, toda
esa gente que sale por la puerta celeste, el galpón de atrás... estamos trabajando en eso, y tenemos
una teoría.
- Y los sonidos
- ¿Qué sonidos, tordo?
- Esta madrugada, cuando me estuve tomando el café con leche ni bien Doña Moderación abrió el establecimiento, me pareció
escuchar cosas.
-Ya me imagino. Los ecos.
- ¿Qué?
-Sígame, que vamos a ver a alguien que se lo
va a poder explicar mejor que yo
Anchoa se paró, dio media vuelta, y salió del
cuartito.
Yo también me puse de pie, pero cuando estaba por
arrancar detrás del detective, tuve un impulso.
Como el Doctor Pascualini seguía como hipnotizado
por las cartas de poker de la computadora y parecía no percibir nada de lo que
pasaba a su alrededor, manoteé la hojita con las fórmulas y me la metí en el
bolsillo del saco.
- CONTINUARÁ -
Me identifico mucho con el Tordo cuando se "ofusca" porque cree que le están tomando el pelo! Yo soy igual de calentón!
ResponderEliminarEl papelito no le va a servir de nada al Tordo si ni siquiera entendió la explicación hablada.... Pero presiento un "papel" más importante en el futuro!