"En general, nada es lo que parece" (A. N. Choa)

domingo, 11 de septiembre de 2011

28 - Caminata


Me volví a sentar y me tomé el café de un trago. La cabeza me daba vueltas.

- ¿Le pido otro cafecito, Tordo?
- No, deje, Anchoa. Ya me voy a componer. Me parece que si caminamos un poco me va a hacer bien.

Le dejé a Candela el dinero para el café sobre la mesa, debajo del platito, y nos pusimos de pie. Antes de arrancar, agregué el importe correspondiente a una Hesperidina, más unos pesos de propina.
Anchoa me miró de reojo y se sonrió.

Comenzamos a caminar hacia Cabildo. A esa hora, esas cuadras llenas de locales comerciales, estaban repletas de gente: señoras del barrio haciendo las compras, pibes con uniforme que acababan de salir del colegio, jubilados que entraban al banco a cobrar. En fin: la actividad normal para un día de semana pasado el mediodía. Aunque por un momento se me pasó por la cabeza si para toda esa gente sería, efectivamente, un día de semana pasado el mediodía.

- Dígame, Doc, ¿Qué le llama la atención, mirando el croquis?
Anchoa agitaba la servilleta, ya medio arrugada, delante de mis ojos.
- Que usted es bastante chambón dibujando.
- Doc, entiendo que está confundido y fastidioso, pero  no se la agarre conmigo. Me refiero a si se fijó en el sentido de las flechas.
- No entiendo.
- Las flechas van en el sentido de las agujas del reloj.
-  Es verdad.
- Bueno, ahí tiene.

Me paré en seco, y no me pude contener
- ¡Ahora sí que me termino de convencer que usted y todos sus secuaces de Investigaciones Globales son una manga de chiflados que no tienen otra cosa mejor que hacer que burlarse de un hombre mayor como yo, que lo único que pretende a esta altura de la vida es venir todos los días al bar, y tomarse tranquilo un anicito o una Hesperidina! ¡Pero desde que me empecé a enroscar con ustedes después del incidente con Orellana, me la paso haciendo investigaciones detectivescas debajo de la lluvia, participando de reuniones secretas en la cancha de Excursionistas, y por si fuera poco, haciendo viajes en el tiempo! ¡Y usted me quiere arreglar explicándome no sé qué cosa de las agujas del reloj con un garabato en una servilleta de papel, mecachendié!
- ¿Ya se descargó, Tordo?
- Perdóneme, Anchoa. No es mi costumbre reaccionar de esta manera, pero la falta de descanso me tiene  un poco irritable.
- No será para tanto, hombre. Una noche en vela no mata a nadie.
- Mire, por algo me dediqué a la Podología, le confieso. De joven tenía el berretín de estudiar Medicina, pero me acobardó el tema de las guardias. Le vuelvo a pedir disculpas por el exabrupto.
- No hay problema. Solamente le pido que se concentre en lo que le estoy queriendo explicar.
- Bueno. Lo intento.
- Lo que quiero decirle, es que hemos descubierto que en esa manzana, y teniendo como epicentro al bar, se produce un fenómeno de distorsión temporal cuyo origen por ahora desconocemos, pero que se pone de manifiesto cuando alguien desarrolla por completo un recorrido perimetral, en el sentido de las agujas del reloj.

A pesar de que, como de costumbre, me hablaba en esa forma tan rebuscada, entendí claramente lo que quiso decirme, y le respondí rápidamente.
- ¡Ah, sí, claro! ¡Y me va a venir a decir que a cada persona que da toda la vuelta a esa manzana se le adelanta el tiempo siete horas! Imagínese ¡La vida en el barrio sería un caos, en ese caso!
- Disculpe, Tordo. ¿Usted conoce muchas personas que anden cruzando el alambrado que está al fondo de Olleros, y caminando por el costado de la vía, para salir a Lacroze atravesando el predio de la calesita?
- Ahora que me lo dice, creo que tiene razón. Yo completé el circuito por seguir al perro. De lo contrario, al llegar al alambrado, hubiera pegado la vuelta.
- Él fue el que nos hizo sospechar, Doc.
- ¿Él? ¿Quién?
- Cada vez entiendo menos, Anchoa.
- Paso a explicarle: habrá notado que Erec es un perro un tanto…especial.
- Así es. Pensé que solamente a mí me daba esa impresión. Tiene algo que inspira respeto, como si…como si…
- Como si supiera algo
- ¡Eso! ¡Como si supiera algo que nosotros no!
- Bueno, algo de eso hay, Tordo. ¿Se acuerda del otro día, cuando el perro le afanó el salamín a Pilín?
- Sí, claro, cómo  no me voy a acordar. Entró al bar en el momento justo, y ¡chac!, cachó el salamín al vuelo, antes de que tocara el piso.
- Bueno, ahí está. Nuestra teoría es que Erec sabía que justo en ese  preciso momento, iba a tener a su disposición ahí, apenas entrando al bar, un salamín girando en el aire. Creemos que no fue casual su aparición.
- ¿Usted dice que el perro predice el futuro?
- No precisamente, Doc. Piense en usted. Ya sabe que esta tarde a eso de las siete se va a tomar una Hesperidina en una mesa de la vereda del bar. Es más: ya la dejó paga y todo.
- ¡Me caigo y me levanto! A ver si entendí: cuando dí la primera vuelta manzana...
- En el sentido de las agujas del reloj…
- Claro: Lacroze, Amenábar, Olleros, la vía del tren y, tras pasar por la calesita, otra vez Lacroze, para llegar a la mesa donde usted me estaba esperando, el tiempo se me adelantó siete horas.
- Correcto
- Al revés que las agujas del reloj, o sea: Lacroze, la vía, Olleros, Amenábar y vuelta a Lacroze…
-  Sí, sí, ¡ahí el tiempo volvió al punto de partida!
- Prácticamente, sumándole lo que tardamos en dar la vuelta manzana.
- ¿Y usted dice que el perro se avivó de este fenómeno y lo usa en provecho propio?
- Así parece. Da la vuelta en sentido horario, pispea lo que va a pasar siete horas después, vuelve a dar la vuelta, esta vez en sentido antihorario, y se pone a esperar. Como la del salamín le hemos visto hacer varias.
- ¿No le parece una locura todo esto?
- No crea, Tordo. Lo venimos estudiando científicamente. Para eso tenemos en el equipo a un experto en física cuántica, doctorado en el emaití.
- ¿En el emaqué?
- En el Massachusetts Institute of Technology. Se lo dije abreviado para que me entienda.
- ¡Ah, bueno! Y yo que pensaba que Investigaciones Globales se reducía a usted y esos cinco falsos barrabravas…
- Es así, como usted acaba de decir.
- Y entonces el físico ese que usted dice, ¿Qué viene a ser? ¿Un asesor contratado?

- Es Pascua. Pascua es doctor en física...


- CONTINUARÁ -

Safe Creative #1109150068966

2 comentarios:

  1. Bueno, de a poco se va develando el misterio (o parte de él) y el Doctor va recuperando su dignidad.
    Ya se sabe que los perros son los mejores amigos del hombre y más si éstos son inteligentes y egresados del emaití!
    Lo seguimos a la vuelta (de manzana)!!
    Abrazos!!

    ResponderEliminar
  2. ya nos vamos poniendo a tiro Doc. excelente! gracias! Carlos viggiano

    ResponderEliminar