"En general, nada es lo que parece" (A. N. Choa)

domingo, 17 de julio de 2011

20 - El aviso


-Pero ¿Cómo que no tiene contacto desde hace una semana? ¿No me dijo que ayer, mientras nosotros observábamos el frente del bar, El Soldado estaba en la calle de atrás?
-No le dije que estuviera en la calle de atrás, sino adentro del galpón que tiene entrada por la calle de atrás, que no es lo mismo. Y en ningún momento le dije que eso hubiera ocurrido ayer.
-Cada vez entiendo menos. ¿Quiere decir que El Soldado entró a ese galpón hace una semana, junto con dos mil personas más, y desde entonces no lo vio más?
-Efectivamente
Le pedí al Topo que me sirviera un poco más de vino de la damajuana, y me lo mandé de un solo trago.
-¿Y me lo dice así, tan suelto de cuerpo?
-Quédese tranquilo, Tordo. Usted no lo conoce a El Soldado...
-Bueno. Sí, lo conozco de vista, de alguna vez que estuvo jugando al pool en el bar, y de ese día que lo fui a buscar a la tribuna.
-No, Tordo, quiero decir que no sabe qué clase de agente es.
-Bastante malo, supongo. Si lo mandan a una misión secreta, y el tipo deja de dar señales de vida por una semana.
-Esa es una de sus virtudes, precisamente. Tiene autonomía para decidir. Si considera que tiene que suspender la comunicación porque la investigación así lo amerita, no lo duda. Hace un tiempo se infiltró en la barra brava de Defensores de Belgrano, en una misión destinada a recuperar unas banderas que nos habían quitado, y estuvo desaparecido como tres meses. Usted sabe: el barrio no es tan grande, y la gente se conoce, y si alguno de los muchachos de Defe lo llegaba a ver aunque más no fuera cerca de este reducto, le podía costar la vida.
-Está bien. Ahora: ¿me podría explicar cómo es que se le ocurrió mandarlo a ese galpón?
-Hubo dos motivos: uno, el que acabamos de analizar
-Sí, sí, ya se: no se explica dónde está metida toda esa gente que sale por la puerta celeste cada vez que finaliza el espectáculo ese de las luces locas. Y el otro?
-Del otro tal vez usted no se haya enterado porque por lo que se ve no es muy afecto al uso de las nuevas tecnologías de la comunicación.
-Discúlpeme, pero habrá visto que uso celular. ¡Tampoco soy un negado!
-Sí, Tordo. Ya vi que usa celular, y que se le ocurre contratar esos servicios de Decisiones Express, y así le va, también.
-Usted tampoco se pierde ninguna oportunidad de recordármelo, eh?
-Bueno, Tordo. Nos estamos dispersando. Yo no me refería precisamente al celular, sino a MSN, Twitter y Facebook
-¿Y esos quiénes son? ¿Tienen algo que ver con la computadora?
-Sí, claro. Con Internet, fundamentalmente
-Discúlpeme, pero si me va torturar de nuevo como con el Gugle ese que me hizo vomitar, yo me retiro
-Tranquilícese, y déjeme que le explique: el MSN es un sistema de mensajería instantánea, Y los otros dos, son redes sociales de la web 2.0
-¡Ah, clarísimo! ¡Ahora entiendo todo! Usted se aprovecha de que soy una persona mayor, y se la pasa cachándome todo el tiempo
-¡No se me ofenda, Tordo! Se lo traduzco: son sistemas mediante los cuales se puede difundir información a un número muy grande de personas, si se los sabe utilizar.
-Está bien. ¿Y qué tiene que ver todo eso con el galpón?
-Que desde hace un par de meses está circulando por esos medios una especie de aviso clasificado, ofreciendo trabajo muy bien pago, para hacerlo en el tiempo libre, sin horarios fijos, ni oficinas a donde concurrir
-Tentador
-Muy tentador
-Igual, no le encuentro la relación con el galpón, ni con el Instituto del primer piso, ni con el bar, ni con las luces, ni con nada...
-Ya se la va a encontrar. La dirección que ponen en el aviso es la de la entrada del galpón
-A la flauta
-Entonces, decidimos mandar a El Soldado, a que se presentara como un postulante más
-¡Bueno!, ¡Desembuche! ¿Qué le contó?
-No demasiado, porque estuvo comunicado solamente los primeros momentos. Alcanzó a informar sobre la cantidad de gente que había, sobre cómo están conectados el fondo del terreno del galpón con el fondo del terreno del bar...
-¡Sí, sí! ¡Eso ya me lo contó hace unos minutos! ¿Qué mas?
-En un momento empezó a hablar en voz muy baja, y me dijo que tenía que cortar. Pero antes alcanzó a decir que no sabía cómo iba a hacer para que no lo reconociera, porque un par de veces en que había estado en el bar jugando al pool, le había pedido que le sirviera una cerveza.
-¿Que no lo reconociera quién?
-Orellana, el mozo.

- CONTINUARÁ -
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3 comentarios:

  1. El Soldado no será derrotado por un simple mozo de apellido Orellana... estoy seguro.

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  2. Ojalá tenga razón, Agustín. Pero tengo mis dudas
    Un abrazo
    W.S.

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  3. Me va a dar algo, ya no tengo uñas. Vamos Soldado, resista.

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